Skip links

Aceptación VS Resignación

Hice una encuesta a mis seguidoras de Instagram sobre el pensamiento o idea que se les venía a la cabeza si les proponía aceptar sus cuerpos. Te dejo algunas de las respuestas, que ilustran el punto que quiero te quiero explicar hoy:

  • ‘Aceptarme sería conformarme a ser gorda’
  • ‘Conformarme a un cuerpo que no me gusta’
  • ‘Miedo, decepción, vergüenza, resignación’
  • ‘Siento que es aceptarme a ser fea, obesa eternamente’
  • ‘Siento que no es el cuerpo que quiero aceptar, porque añoro el que tuve años atrás (25 kg menos)’
  • ‘No puedo aceptarme. Toda la vida el espejo me devolvió otra imagen y en 5 años mi vida cambió tanto, soy otra. No’
  • ‘Rendición’
  • ‘A veces me da un poco de miedo terminar descuidándome’
  • ‘Antes me daba pánico aceptarme, ahora es mi única opción’

Desde el punto neurológico, de salud mental e imagen corporal, aceptar nuestros cuerpos es lo más saludable que podríamos hacer. La aceptación crea conexión con el cuerpo, abre las puertas a la escucha corporal. Lo que se traduce a una gestión más eficiente de las emociones y una relación más sana con la comida. Todo nos dice que aceptarnos, si realmente queremos dejar de sufrir con nuestros cuerpos, es lo que deberíamos hacer. Practicar aceptación para dejar de sufrir y encontrar un equilibrio. 

La aceptación se encuentra a años luz del amor propio. No es lo que te estoy proponiendo. Te estoy hablando del mínimo reconocimiento y respeto por tu cuerpo solo por el hecho de que te permite estar viva. 

Volviendo a mi encuesta en Instagram, continué hablando con una de mis seguidoras, una cuya respuesta dejé plasmada en la lista más arriba. Le expliqué lo que aceptación significaba y los beneficios de la práctica de la misma. Y la respuesta fue esta: 

‘No quiero aceptar mi cuerpo. Punto'

Y me quedé pensando… pensando en lo acostumbrada que debe estar la emocionalidad de mi seguidora a estar en constante guerra con su cuerpo. Y que cuando me dice ‘no quiero aceptar mi cuerpo y punto’ en realidad me está intentando expresar: 

‘Siento que si dejo de empujarme a cambiar, voy a convertirme en algo aún peor de lo monstruoso que ya percibo mi cuerpo. Tengo que seguir luchando, Noe. Quiero ser feliz y quiero seguir luchando por ser feliz. Aceptarme es abandonar la lucha. Y no quiero abandonar la idea de, algún día posiblemente, ser feliz’.

¿Cuán acostumbrada estás a sufrir con tu cuerpo que el único camino posible a ser feliz es a través de una guerra con vos misma? ¿A qué destino podrías llegar sino a un destino de aún más destrucción y odio autodirigido?

¿Qué me estás queriendo comunicar cuando me decís que aceptarte se siente como resignarte? Si lo que me estás queriendo decir es que realmente no sabés otra forma de relacionarte con tu cuerpo más que a través el sufrimiento, pues no se encuentra un destino de felicidad cuando el camino es puro sufrimiento. Se encuentra solo un esquema de sufrimiento, que se seguirá repitiendo aún cuando hayas llegado a los kilos mágicos que creías que te harían feliz. 

Aceptarte es dejar de sufrir. Dejar de recurrir al sufrimiento para, algún día, alcanzar la felicidad. 

“LA PARADOJA CURIOSA ES QUE CUANDO ME ACEPTO TAL Y COMO SOY, ENTONCES CAMBIO”. 

CARL ROGERS

La curiosa paradoja es que cuando me acepto, tal y como soy, entonces maduro. Entonces, encuentro nuevas herramientas para relacionarme conmigo y con la vida misma. Entonces, descubro quien soy realmente y puedo comprender la grandeza que traigo dentro mío. Y ahí, curiosamente, entiendo que nunca hubo nada de resignación en la aceptación.