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No me gusta mi cuerpo - Blog Noe Previtera

No me gusta mi cuerpo

¿Cómo te sentís con tu cuerpo? es el nombre del estudio de las hermanas Kite, ambas doctoras en psicología y especialistas en imagen corporal (More than a Body, 2019). ‘Si te preguntaran en este mismo momento cómo te sentís respecto a tu cuerpo, ¿qué dirías?… ¿ Y por qué creés que te sentís así?’ son las preguntas iniciales del estudio. Podés responderlas vos también en este mismo momento. Es más, podés escribirlas en una hoja o cuaderno y tomar esta columna como una actividad de autoconocimiento.

91% de las mujeres del mundo declaran estar insatisfechas con la imagen de sus cuerpos. Y el 50% de ellas están convencidas que esa sensación cambiaría si adelgazaran.

Palmer, 2013

Las percepciones y sensaciones acerca de nuestro cuerpo constituyen nuestra imagen corporal. Cuando a las mujeres se les pregunta sobre su imagen corporal, es decir, cómo se sienten habitando sus cuerpos, la mayoría responderá cómo ellas creen que se ven y como eso las hace sentir. Es más, recalcarán lo que ellas creen que otros perciben de defectuoso en ellas. El único determinante de la construcción de la imagen corporal, entonces, termina siendo la apariencia. Por lo que la ecuación queda bien simple: a las mujeres no les gusta la apariencia de sus cuerpos, por lo tanto, no se sienten bien habitando un cuerpo que no les gusta. He tenido alumnas que me dicen: ‘Noe, tengo todo lo que cualquiera anhelaría, una familia hermosa, seguridad económica, vivo en una casa en el medio de un paraíso, pero siento que nada tiene sentido… si no soy flaca’.

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No me gusta mi cuerpo

Imagen Corporal

La imagen corporal, en su construcción, no es visual. Es totalmente experimental. La manera que nos sentimos con mayor frecuencia habitando nuestros cuerpos va a determinar lo que vemos en el espejo. Pero estamos muy convencidas que es al revés, que si cambiamos lo que nos refleja el espejo, cambiaremos lo que sentimos. Y por eso que hemos intentando, más de una vez, sanar ese sentir en la balanza. 

Nos encontramos en una severa desventaja cuando nuestra auto-percepción y nuestra imagen corporal están profundamente determinadas por cómo creemos que nos vemos. Procedo a explicarte. Una niña que se zambulle en el agua de una piscina, chapotea, se ríe al son de las millones de sensaciones, estímulos y expresiones que capta de la escena, está construyendo una imagen corporal de disfrute y presencia en el cuerpo. Por el contrario, otra niña que se zambulle en la misma pileta, con la misma temperatura de agua, recibiendo la misma cantidad de información del ambiente, pero con la tensión interna de que su cuerpo es demasiado gordo para estar en traje de baño, es un niña que está construyendo una imagen corporal de disgusto en su cuerpo. No importa si la niña es realmente gorda o no. Lo que quedará grabado en la huella mental es cómo se sintió la experiencia. Y la repetición de ese mismo sentir, una y otra vez. Esa niña que se sintió inadecuada en el contexto de la piscina, que sigue practicando sentirse inadecuada con su cuerpo en otros contextos, aún cuando su cuerpo eventualmente cambie estéticamente, ¿sabés lo que esa niña percibirá de su cuerpo? (unos segundos para darte el espacio a que respondas la pregunta). Exacto. Percibirá que todavía hay algo inadecuado. 

El cuerpo puede cambiar, podés llegar a esos kilos en la balanza, podés hacerte miles de cirugías. Nada de eso va a llenar la experiencia interna de haberse aprendido inadecuada. Porque esa experiencia no se sana cambiando lo externo, se sana practicando diferente internamente.

El origen de “sentirse mal” con el cuerpo

Esta es la raíz de la imagen corporal negativa (o insatisfactoria). No solo sentimos que nuestro cuerpo es horrible, sino que todas las experiencias vividas en el cuerpo se sienten horribles porque lo único que nos importa del cuerpo es cómo se ve. Y para agregarle un insulto a la herida, puede que sintamos que nada de lo que somos como personas tiene sentido porque hemos aprendido (nos han enseñado) que solo nuestros cuerpos definen nuestro valor.

Cuando te di el ejemplo de la niña en traje de baño, ¿recordaste tu historia personal?. ¿Qué tipo de niña practicando su imagen corporal fuiste? ¿Seguís hoy, como adulta, practicando la imagen corporal de esa niña? No sé cuál es tu caso en particular. No sé si alguna vez disfrutaste ilimitadamente de tu cuerpo hasta que tuviste la noción de que algo estaba errado con tu apariencia. Capaz que nunca experimentaste lo que es sentirse bien en el cuerpo. La asombrosa noticia es que ya sabés el secreto del truco de magia: lo que sientas hoy en tu cuerpo es lo que se graba en tu huella mental de imagen corporal. Lo que te permitas sentir mañana, pasado mañana y decidas seguir practicando sostenidamente. 

La tesis de las hermanas Kite concluye que podemos desarrollar resiliencia con la imagen corporal. ¿Cómo se practica? Cada vez que te sientas como una niña en traje de baño, a punto de esconderse de la vida por causa de la apariencia de su cuerpo, tirate a la pileta. Saltá y zambullite. Permití, aunque sea por unos segundos, que la experiencia te erice la piel. Y recordarle a tu mente, que hoy, por lo menos hoy, pudiste sentirte bien en tu cuerpo.